19 de septiembre de 2019

Cómo hacer de nuestro hogar un espacio de armonía y relax

En un mundo que va cada vez más rápido, la búsqueda del equilibrio y la conexión con el Ser es el común denominador de todos los que deseamos sentirnos mejor.

Según registros bibliográficos, existe un documento del Siglo XIX de autores anónimos, llamado Kybalión, que resume principios filosóficos que pueden darnos recursos para lograr este objetivo y especialmente para hablar de nuestro espacio interior en nuestro mundo físico.

Cómo hacer de nuestro hogar un espacio de armonía y relax

El segundo principio, el de correspondencia, se manifiesta en el plano mental, espiritual y físico y con su teoría, nos permite entender que aplicando pequeños cambios podemos cambiar la percepción del afuera para sentirnos mejor adentro. Las respuestas a las siguientes preguntas nos pueden indicar dichos cambios:

¿Es mi habitación, departamento o casa el lugar dónde me siento a salvo de todo?
¿El lugar donde vivo me hace feliz y me mantiene saludable?
¿Si mi deseo es descansar y renovar energía, lo primero que quiero hacer es ir a mi habitación, departamento o casa?
¿Mi habitación, departamento o casa refleja lo que yo soy?

Si alguna de estas preguntas, tuvo como respuesta, “no” o “a veces”, es hora de hacer estos cambios. “Como es arriba es abajo, como es adentro es afuera”

Si mi espacio físico me comunica armonía, calidez, contención y alegría, qué nos detiene para que lo mejoremos. Los elementos básicos a tener en cuenta son:

COLOR: los colores siempre nos despiertan sensaciones, los colores claros y suaves en paredes y techos sirven para ampliar y aclarar el espacio, además si sumamos cortinas claras y espejos en las paredes importantes, sumamos a este objetivo.
Ahora bien, si queremos un punto de atención sobre ese sillón que tanto nos gusta, por qué no poner un almohadón naranja o rojo o arriesgarse con un tapizado divertido que me haga sentir diferente.

ELEMENTOS NATURALES: tener plantas, flores, frutas, piedras como parte de la decoración ayudan a despejar y conectarnos con la naturaleza, además da vida al espacio y lo alegra para nosotros.
Si por alguna razón no es posible mantener en buen estado los elementos naturales, se pueden recurrir a fotografías, cuadros, almohadones con telas de motivos naturales y así damos el toque que necesitamos a nuestra casa.

FORMAS Y MATERIALES: nuestra casa debe brindarnos la experiencia de seguridad y comodidad, por ello las formas y materiales deben ser amigables.
Muebles confortables y cómodos, bordes redondeados, mesas funcionales, almohadones, madera y  metales como bronce o cromados. La combinación es a elección pero la premisa debe ser “armonía” el espacio debe invitar a realizar lo que deseamos: descansar, ver tv, dormir, relajarnos, meditar, etc.

ILUMINACIÓN: la luz natural es revitalizante. ¿Quién no sonríe al ver el sol brillar en todo su esplendor? Lo ideal es tener las ventanas despejadas para que entre la luz del sol e inunde todo nuestro espacio.
Ahora bien, si no tenemos la posibilidad de una gran ventana, podemos aprovechar para ubicar lindas lámparas en los rincones o mesitas para mantener iluminado nuestro espacio. Además pensar en tener velas de colores para cuando deseemos un momento más íntimo y relajado.

ORDEN: mantener nuestras cosas organizadas nos permite sentirnos más tranquilos y por ende nos permite pensar claramente en cómo resolver pendientes o cómo hacer planes.
Si nuestro espacio está ordenado, hay más posibilidades que nuestra mente también lo haga. Todo debe tener un lugar.
Hay infinidad de opciones para guardar cosas a las que aún no le encontramos lugar, como pouf con almacenamiento, cajas organizadoras, baúles, cajoneras, etc.

AROMAS: inciensos, velas aromatizadas, ambientadores que den un toque de cuidadoso es un detalle básico para comunicar armonía. Sándalo, vainilla y canela son los aromas más recomendados para el hogar.

COSAS DE FAMILIA: tener un objeto de decoración que cuente la historia de la familia es importante para conectarse con la calidez del hogar de antaño, un florero, un recibidor, un frutero o cualquier objeto que se destaque en mi espacio y me dé la bienvenida al entrar a casa.

Vía

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